Indalecio Prieto pidió a la aviación soviética que bombardease la comitiva fúnebre del entierro del general Mola. Corría el año 1937 y Prieto, a la sazón ministro de Defensa de la II República, urdió un plan con el agente soviético Orlov para acabar con altos cargos del mando nacional, a bomba limpia, mientras asistían al entierro de Mola, fallecido en accidente de aviación.
Lo revela José Mª Zavala en su libro Los gángsters de la Guerra Civil. La idea de Prieto era asestar un golpe mortal al mando nacional, Franco incluido: “Podemos aprovechar la oportunidad –le explicó Prieto a Orlov– para destruirlos a todos, si sus pilotos rusos les rociasen generosamente con bombas y fuego de ametralladora”.
Orlov transmitió los planes al general Schmutchkievic, responsable de la fuerza aérea soviética en España. Con el beneplácito del comisario de Defensa, Voroshilov y –por tanto– de Stalin, los rusos se prepararon para lanzar dos ataques sobre la comitiva fúnebre. Un primero de Katiuskas y un segundo de cazas Polikarpov, armados con dos ametralladoras capaces de efectuar 3.500 disparos por minuto. El plan era ultrasecreto: Prieto era consciente del rechazo que provocaría en el Gobierno republicano. Aquello implicaba perpetrar una matanza y si alguien supiera que la idea había surgido de un ministro español, acarrería el descrédito internacional. Todo estaba listo para lanzar el bombardeo cuando una llamada de Manuel Azaña vetó la operación. Prieto había confiado los planes a su amigo Julián Zugazagoitia, ministro de la Gobernación, y este se lo había contado al presidente.
Fuente: La Gaceta | Grupo Intereconomía.
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