En el "período de entreguerras" se extiende por Europa nuevos sistemas de confinamiento de personas que imponen sistemas de trabajos forzados a lo largo de la extinción de condena fallada en su día por distintos motivos; algunos razonados otros injustificables.
Los denominados "Campos de concentración" surgieron en la provincia española de Cuba, cuando comenzó su andadura en solitario, en busca de su independencia. A finales del siglo XIX, con las constantes rebeliones y conflictos, las cárceles no dieron más de sí, lo que provocó una deriva y posterior creación de centros de confinamiento.
Posteriormente sería Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Alemania los que seguirían estos pasos. La función original era la de tener internos útiles, con rutinas diarias y empleados en labores de sector primario o secundario principalmente (agricultura, metalurgia, reconstrucción, etc).
Sin embargo, serán internacionalmente conocidos como confinamientos previos al exterminio de grupos étnicos o disidentes políticos. Será la Alemania Nacional- Socialista, la que le dé tal dimensión, separándola de su objetivo primordial y dejando en estado de shock al Mundo; cuando los juicios de Nuremberg, posteriores estudios y las brutalidades cometidas durante la II Guerra Mundial vieron la luz.
España, principal creadora, no fue menos durante el franquismo, especialmente entre 1936 y 1947, funcionaron varios campos de concentración estables y otros muchos provisionales, coordinados por el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas.
Pinchar para ampliar. Lista completa de campos de concentración en España. |
Terminaban en estos campos de concentración, desde ex combatientes del bando frentepopulista o disidentes políticos hasta presos comunes. El objetivo primordial era el de redimir sus penas con el trabajo considerado ineludible por el Estado y el Gobierno. Su utilidad siempre fue la originaria, nunca existieron cámaras de gas y hornos crematorios como en la Alemania Nazi.
Las condiciones de trabajo y de vida eran inhumanas pues los derechos e incluso lujos que tienen hoy en día nuestros reclusos, antaño sólo eran una quimera, y desde luego podemos hacer dos reflexiones:
1.- Ningún campo de concentración franquista era diferente a sus homólogos franceses, americanos, ingleses o similares. Las políticas penitenciarias actuales son muy beneficiosas y están enfocadas a la reinserción y rehabilitación.
2.- Los campos de concentración franquistas fueron muy similares a los campos actuales de refugiados que existen a lo largo del globo que junto con otras cualidades principales servían para aglomerar personas. (Nos referimos a los condiciones de vida)
En conclusión, en innumerables ocasiones hemos visto cárceles españolas de posguerra que triplicaban su capacidad. Situaciones que facilitaban las enfermedades y aumentaban la mortalidad por las condiciones en las que vivían. Defendemos la creación de los campos de trabajos forzados que ayudaron a abaratar costes de reconstrucción de una guerra civil, dar ocupación a presos y espacio a las penitenciarias ordinarias. Criticamos activamente las condiciones de vida, pues al menos, debió garantizarse el derecho a la vida de todo ser humano y defenderemos los trabajos forzados dentro de la democracia orgánica sin entrar en tela de juicio con los derechos innatos de todo ser humano.
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Fuente: Producción propia.
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