La creación de la Academia General de Zaragoza va precedida de una serie de acontecimientos que desencadenarán en su construcción por Real Decreto de 20 de febrero de 1927.
Un año antes, la actualidad en España es convulsa, entre la euforia por la victoria de la Guerra en el Rif y la gesta de Ramón Franco en el vuelo del Plus Ultra, La Junta General informa favorablemente la propuesta de ascenso a General del Coronel Francisco Franco, con solo 33 años. Para, de alguna manera justificar dicha promoción, la Junta dirá que "es posible valor nacional, y seguramente el país y el ejército obtendrán gran beneficio aprovechando sus singulares aptitudes en empleos superiores".
La orden de ascenso se publicó el 5 de febrero de 1926, siendo destinado a Capitanía General en Madrid, al mando de la primera brigada, compuesta por dos regimientos de tanto prestigio como eran el Inmemorial y el de León.
Pasó un año, donde se fueron gestando ideas nuevas, revolucionarias para un ejército a la vieja usanza. El General Miguel Primo de Rivera, decidió modificar las enseñanzas, cuyo procedimiento sería a través de la creación de una Academia General. El dictador llamó al recién ascendido General Franco que, rehusó en primera instancia la propuesta, apuntando que sería Millán Astray el mejor de todos los militares para dirigir tal empresa. Asimismo recalcó que el lugar idóneo era el Escorial.
Pero el dictador lo tenía decidido, Franco sería su director y Zaragoza su emplazamiento. Desde el 14 de marzo de 1927 Franco presidió la comisión preparatoria que se instaló en Zaragoza el 1 de diciembre, contanto con el apoyo entusiasta de la ciudad. Sin prisa y pero sin pausa se sucedieron los acontecimientos lógicos de un nuevo proyecto: Se aprobó el pan de estudios, se publicó el nombramiento, se hicieron viajes oficiales para conocer la organización de otras academias, etc
Como "modus vivendi", el futuro director se encargó personalmente del avance de las obras, las cuales visitaba todos los días. Desde allí viviría angustiosos e intensos momentos, como la sublevación de Jaca y la proclamación de la república, así como también la clausura de la Academia, un sueño frustrado.
Entre las reformas del nuevo gobierno, el político Manuel Azaña tenía previsto la clausura inmediata y sin dilación del proyecto riverista. El 26 de abril de 1931 se cancelaron los examenes de ingreso y no se convocaron más plazas. Un mes más tarde se firmaría la orden de disolución y su transformación en mero cuartel.
Francisco Franco fue descendido al último puesto en previsiones de ascenso al Generalato de brigada. Fue privado de destino, recluyéndose en Oviedo con un sueldo en un 80% inferior de lo que habría percibido con anterioridad, hasta que finalmente fue destinado a La Coruña.
Aún a pesar de las desavenencias con el nuevo gobierno y la nueva forma de Estado, Francisco Franco seguirá siendo un fiel defensor de la Patria y de la legalidad, realizando labores loables en octubre de 1934 y salvando a la república de no pocos apuros.
Fuente: Franco | Luis Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario