Sin duda, la muerte de su padre en 1930 marca un antes y un después en su vida. Casi de modo ciego, se dedicará desde entonces a honrar su memoria, lo que le lleva a ganarse la fama de chulo y violento. De su padre heredó si carácter recto y seriedad, pero no sus ideales políticos.
Su relación con el Rey Alfonso XIII no es cordial, mientras que muestra una actitud posibilista a la Segunda República. No obstante la personalidad de José Antonio es muy contradictoria, llena de dudas e inseguridades.
La muerte de su padre termina por animarle a participar en política. Tras dos intentos frustrados de convertirse en diputado, consigue su objetivo en 1933. y el 29 de octubre de ese mismo año funda Falange Española junto al aviador Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas, un diputado asociado a las Cortes.
Se convierte en el dirigente de un pequeño grupo político, donde empieza a desengranar su idea del Estado y a destacar como un orador nato.
José Antonio tiene la intención de crear un movimiento similar al Fascista italiano. No cree que sus amigos monárquicos sean capaces de dirigir la España regenerada con la que él sueña.
Se refería al socialismo como "justo" en sus orígenes y aspiraciones, y, a pesar de su profundo catolicismo, es partidario de la separación entre Iglesia y Estado.
"Lo malo del socialismo es su dependencia de modelos extranjeros y ateísmo", afirma. Recibe financiación italiana y admira la Inglaterra Imperial, a pesar, de creer en la decadencia de Occidente.
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