domingo, 1 de agosto de 2010

Ángeles en la oscuridad.

Cuando se habla de Franco y los judíos, lo que más se suele oír es aquello de “la confabulación judeo- masónica”, mientras se oculta o se olvida que Franco fue el gobernante que más judíos salvó de morir en los campos de exterminio y cámaras de gas nacional- socialistas alemanas.

Francisco Franco en su reunión con el Fürher
El número de judíos salvados por el gobierno de Franco varía entre los 40.000 y los 300.000 según las fuentes, siendo difícil conocer la cifra exacta, pues al ser operaciones secretas y clandestinas no se llevaba un registro.

Dos de los casos más conocidos son los del diplomático español Sanz Briz, y los de la cafetería Embassy.

A finales de 1943, cuando la “solución final” estaba en marcha, el Ministerio de Asuntos Exteriores español ordenó a los diferentes consulados españoles que volvieran a conceder pasaporte o tarjeta de nacionalidad a los sefarditas (judíos con ascendencia española) que estuvieran o hubieran estado inscritos como tales en nuestras representaciones, aunque la hubieran perdido por falta de uso. 

En la primavera de 1944 se ordenó que se aceptara como sefardita a cuanto judío solicitara protección, haciéndolo de manera que la documentación proporcionada contuviera una contraseña, para cuando la guerra terminase, permitiese su anulación.

Fueron estas instrucciones las que motivaron o permitieron la actuación de Ángel Sanz Briz en Budapest (izquierda), a través de la concesión de los citados visados y el refugio en viviendas consulares españolas para su ocultación.

Ángel Sanz Briz.
Cuando Budapest iba a ser tomada por los comunistas Sanz Briz fue llamado a España, pero su labor fue continuada por Giorgio Perlasca (derecha), fascista italiano, que había luchado en España, en el bando franquista, y que se hizo pasar por el nuevo cónsul español para poder seguir salvando judíos, hasta que llegaron los comunistas e impusieron sus particulares medidas de represión y genocidio. 

Se calcula que entre Sanz Briz y Perlasca salvaron la vida a unos 5.200 judíos. En reconocimiento a su heroicidad el estado de Israel les concedió el título de “Justo entre las Naciones”. 

A Sanz Briz, en 1994, el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara, y el gobierno de España le concedió destinos de primero orden como diplomático. Fue el primer diplomático español que apareció en un sello de correos de España.

El salón de té Embassy, en el Paseo de la Castellana de Madrid fue otro de los lugares a través de los que se articuló toda una red de evacuación de judíos. La cafetería estaba regentada por una galesa llamada Margarita Taylor, y la red estaba coordinada por el agregado naval de la Embajada Británica, Alan Hillgarth, y dirigida por el Servicio de Inteligencia Británico. Y uno de los más activos colaboradores era el médico español que trabajaba en la Embajada Británica, Eduardo Martínez Alonso, y su mujer, Ramona.

También jugó un papel muy importante el banquero y naviero Juan March, propietario de la compañía Transmediterránea, y que había sido uno de los principales colaboradores de Franco durante la guerra (hay quien opina que sin su colaboración habría sido imposible que Franco ganase la guerra).

También merece ser recordado el agregado de la embajada española en Berlín, José Ruiz Santaella realizó numerosas acciones para lograr salvar la vida de numerosos judíos.

Había dieciséis rutas de huída, siendo una de ella la que iba de los Pirineos a Miranda de Ebro, y de allí a la finca del Doctor Martínez en La Portela, Vigo, desde donde abandonaban España en barcos de pescadores rumbo, generalmente, a Portugal. Por estas acciones el Doctor Martínez fue condecorado por el gobierno polaco y el británico (Medalla del Mérito al Valor, en 1945), y en 2007, Israel le concedió el título de Justo entre las Naciones.

Pero estas no fueron actuaciones excepcionales o anecdóticas, sino la tónica general del gobierno de Franco, que desde el principio de la II Guerra Mundial decidió hacer todo lo posible por salvar al mayor número de judíos posible. 

En 1940 concedió el visado a innumerables judíos, y partir de 1942, sobre todo tras el relevo de Serrano Suñer, se llevó a cabo la entrega sistemática de pasaportes y visados a judíos sefardíes (aunque muchos no eran sefardíes, pero se les aceptaba como si lo fuesen para lograr salvar sus vidas). Además el gobierno de Franco nunca devolvió a los alemanes a ningún judío que hubiese logrado entrar en España, aunque hubiese sido de forma clandestina.

Esta ayuda de Franco al pueblo judío ha sido y sigue siendo agradecida y reconocida por muchos judíos.

Fuente: Verdades Históricas.


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