jueves, 26 de abril de 2012

La batalla de Teruel

Se denomina Batalla de Teruel al conjunto de operaciones militares que, durante la Guerra Civil Española, tuvieron lugar entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938 en la ciudad de Teruel y sus alrededores. El Ejército Popular de la República acumuló un gran número de hombres y equipo en torno a la capital turolense y la cercó del resto del territorio sublevado, aunque la conquista de la ciudad se demoró durante dos semanas más debido a la resistencia ofrecida por la guarnición y las duras condiciones climáticas. Los últimos bastiones franquistas se rindieron a comienzos de enero de 1938 y las tropas republicanas pasaron a la defensiva frente a la cada vez más intensa contraofensiva de los ejércitos franquistas. Las tropas gubernamentales, no obstante, lograron mantener sus posiciones y los franquistas se vieron incapaces de reconquistar la ciudad recientemente perdida.

En el mes de Febrero los franquistas desbordaron los flancos republicanos e infligieron a estos una dura derrota en la zona del Alfambra, enfrentamiento que supuso un grave quebranto para el Ejército Popular. Después de esto, el camino estaba abierto y 22 de febrero la ciudad de Teruel volvía a manos de Franco. Aunque las operaciones constituyeron un grave desgaste para ambos ejércitos, éstas lo fueron especialmente para los republicanos.

En diciembre de 1937, con el fin de aliviar la presión que las tropas franquistas ejercían sobre Madrid, el alto mando republicano reunió 12 divisiones con 110.000 efectivos encuadrados en tres columnas que reducirían el saliente que para el frente de guerra suponía Teruel, y la amenaza que representaba para el Levante, en poder de la República. El éxito de la operación fue un hito, pues Teruel fue la única capital de provincia reconquistada por la República en el transcurso de la Guerra.

La tropas republicanas, al mando del general Vicente Rojo, comenzaron su ofensiva el 15 de diciembre de 1937, por la zona de Corbalán, con bombardeos aéreos a nudos de comunicaciones y al casco urbano turolense, hasta la ocupación de posiciones cercanas a la capital. 

Por otro lado, el coronel del ejército sublevado, Domingo Rey d'Harcourt, preparaba la defensa con sus escasos efectivos, apenas los 4.000 hombres, concentrándose en puntos fuertes como el edificio de la Comandancia, en la plaza de San Juan, y en el seminario. Numerosos vecinos acudieron a guarecerse en él. Llegaron a más de 1.500 los civiles y 1.759 militares, con otros 1.059 que llegaron de refuerzo, se aprestaron a la defensa. Al llegar a los aledaños de la capital, la fuerzas de la República iniciaron una preparación artillera sobre el centro de la ciudad, reduciéndola a escombros en las zonas de mayor resistencia. Esto unido a los combates cuerpo a cuerpo dentro del centro urbano, en las que bastantes civiles se vieron implicados.

Debido a la incapacidad del ejército franquista para socorrer a los sitiados, las bajas temperaturas que dificultaban las operaciones, y sin que las fuerzas del general Aranda pudieran romper el cerco republicano, los defensores rinden la ciudad el 8 de enero de 1938. En esta capitulación las fuerzas republicanas toman como prisioneros, entre otros, al coronel Rey d'Harcourt y al obispo de la diócesis de Teruel-Albarracín, Anselmo Polanco. Ambos fueron fusilados un año más tarde, casi al final de la contienda y en plena retirada de Cataluña, el 7 de febrero de 1939, en la localidad de Pont de Molins (Gerona).

La respuesta de las fuerzas franquistas había comenzado el 31 de diciembre, con bombardeos aéreos por orden del general García Valiño. El 2 de enero los atacantes tomaron posiciones en los alrededores de la ciudad, aunque hasta el 7 de febrero no consiguieron internarse en ella. Con una fuerte ofensiva artillera y apoyo aéreo, cerraron el sitio hacia el día 20. 

A pesar de los esfuerzos republicanos, el 22 la rendición fue total, con la toma de casi 15.000 prisioneros y numeroso material bélico. De esta manera se volvió a un estado en el frente similar al anterior a la operación, con Teruel recuperada para los rebeldes y unas pérdidas muy acusadas en hombres y material para la República, que no consiguió sus objetivos iniciales, solamente retrasó la expedición final de Franco sobre Madrid.

Finalmente con la nueva ofensiva franquista en Aragón hacia el Mediterráneo, en marzo de 1938, aprovechando la acumulación de fuerzas en Teruel, el frente se alejará de la capital turolense y poco a poco se irá normalizando la vida en la castigada ciudad, la cual quedó prácticamente destruida después de dos severos sitios.

Recién terminada la contienda comenzaron los trabajos de reconstrucción a cargo del Dirección General de Regiones Devastadas. Su actividad duró hasta mediados de los años cincuenta, en los que se aprovechó para dotar a Teruel de mayores espacios abiertos y racionalización de calles. Sus principales actuaciones se plasman en el Seminario y aledaños, la calle y plaza de San Juan y el conjunto del Óvalo.


Más información: Teruel Tirwal. 

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