viernes, 8 de octubre de 2010

Queipo del Llano.

General pucelano convertido durante la Guerra en "virrey" del Sur desde su cuartel general de Sevilla, es privado por Serrano Suñer de las charlas radiofónicas diarias que le han hecho popular en ambas zonas.

"Hoy las charlas no tienen razón de ser. Se ha constituido un Gobierno y a él corresponde todo lo que pueda haber sobre política nacional e internacional. A los militares nos está prohibido hablar sobre cuestiones políticas de ningún género cuando hay un gobierno constituido".

Con esta declaración de principios se despide Don Gonzalo Queipo del Llano de todos sus oyentes después de más de un año y medio de charlas radiofónicas prácticamente ininterrumpidas desde los micrófonos de Unión Radio en Sevilla, una de las más célebres hazañas propagandísticas , del bando nacional durante la contienda civil.

Gonzalo Queipo del Llano y Sierre nace un 5 de febrero de 1875 en la localidad vallisoletana de Tordesillas. Pese a su pasión por el ejército en especialidad de caballería, el destino le tenía guardado el retiro monacal. Internado en un seminario, Gonzalo no se resigna a dedicar el resto de sus días a la contemplación, estudio y oración, así que, como en una de las mejores obras novelescas se fuga de su reclusión y encamina su vida hacia su verdadera vocación: La vida castrense.

Consigue marchar al Ferrol, donde una tía suya (con la posterior complicidad de los padres), le facilita ese sueño. Se busca la vida y con 15 años consigue ser corneta voluntario y en abril de 1893 es promovido como artillero segundo. Su padre, moverá hilo influyentes y consigue el ingreso de su hijo en la Academia de Caballería de Valladolid, de donde saldrá en 1896 con el grado de segundo teniente.

Ese mismo año, España se desangra en las provincias de ultramar. Será allí, concretamente en Cuba, donde el joven Gonzalo defienda una raza. Un sentir de honor, orgullo y sacrificio inculcado por su madre desde su niñez. 

Siendo galardonado en diferentes ocasiones por acciones de guerra, la realidad le hace regresar en 1898, fatídico año, con una fama de intrépido, arrojado y audaz. 

Antes de dar comienzo a nuevas acciones de guerra, queda prendado de la belleza de Genoveva Martí y Tovar, hija del presidentee de la Audiencia de Valladolid, con la que contraerá matrimonio en 1901 y tendrán cinco hijos, cuatro niñas y un varón.

En su periplo africano siguen cayendo condecoraciones por sus aptitudes. Éxitos militares que le llevan en 1914 a ser Teniente Coronel y ocho años después con 47 años, será nombrado general de Brigada. 

Cabanellas, Franco y Queipo del Llano.
Un año después, el General Primo de Rivera instaura su directorio militar con el que Gonzalo no simpatizará mucho y se sentirá perseguido, pasando a la reserva. Las constantes críticas a Don Miguel Primo de Rivera harán que en 1930 un joven José Antonio (hijo del dictador) le propiné unas sonoras bofetadas. 

Acciones militares pro-republicanas acaecidas en el aeródromo de Cuatro Vientos, acarrearán a Gonzalo el exilio en Francia, aunque no por mucho tiempo, ya que, un 14 de abril de 1931 se proclama en España la II república, donde le reclaman para ocupar la Capitanía General de Madrid. Nombrado General de Brigada no deja de repetir: "Ni monarquía ni república. Sólo Patria."

El descontento con el nuevo régimen le acarrea su sustitución, siendo degradado a la Inspección General de Carabineros. Esta acción marca el inicio de su adhesión al Alzamiento Nacional dirigido desde sus inicios por Don Emilio Mola. 

En los primeros planes se le asigna la 7ª División, sita en Valladolid, pero el general Andrés Saliquet intercede y mueve a Gonzalo hasta la ciudad hispalense. Urbe que, contra todo pronóstico, cae inmediatamente en manos sublevadas y la escasa resistencia es rápidamente aplacada con detenciones.

Comienza así el virreinato de Queipo del Llano (viviendas sociales, negociaciones con Fiat o Portugal...). Años donde Gonzalo echó por la boca lo que no estaba escrito (Paca la Culona) Insultos y descalificaciones que le llevarán a abandonar territorio español direccióna Italia, siendo destituido de la capitanía general sevillana. Tres largos años. A su regreso (1944) recibe la tan reclamada Laureada de San Fernando, impuesta en persona por el Caudillo. En 1950 se le concede el título de marqués de Queipo del Llano.

Sólo un año después, a las cuatro de la tarde del nueve de marzo de 1951, Gonzalo fallece en su cotrijo sevillano de Gambogaz. Sus últimas voluntades fueron las de ser enterrado en la Macarena, templo que ayudó a levantar. 

Texto de M. Ángel Rodríguez. La Guerra Civil| Mes a mes.

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