sábado, 13 de agosto de 2011

La gesta de Alcubierre.

El puerto de Alcubierre sito en la provincia de Zaragoza, tenía una gran importancia estratégica y táctica, ya que su posesión daba la posibilidad de dominar una elevación de terreno que daba pie al control de un gran palmo de terreno llano. Desde San Simón o desde cualquiera de las otras cotas elevadas, se visualiza casi desde Zaragoza hasta Huesca. El control de este puerto daba facilidades para la toma de la ciudad de Zaragoza, objetivo prioritario para tomar y defender. 

El 8 de abril de 1937, a las cuatro de la tarde, se produce un intenso ataque artillero, ayudado tácticamente por la aviación, y seguido de intentos de asalto por milicianos frentepopulistas. El empeño del enemigo se cebó sobre todo con la posición Quinta Derecha, brutalmente atacada y valerosamente defendida, pese a que sus servidores no llegaban a una cuarentena de falangistas. La Quinta Derecha aguanta con bravura siendo detenido el ataque.

Pero el enemigo no cede, se reagrupa y decide abrir la resistencia por la San Simón (otra de las posiciones) en un sorpresivo ataque, con masificación de hombres y efectivos. La lucha es cruel y desigual. De una parte la saña y la fuerza; de otra, el valor y la muerte acabaron con la resistencia y la posición fue abandonada en el amanecer del 9 de abril de 1937. Sesenta víctimas de una guerra fratricida y cuya media de edad no superaba los veinte años.

El día 10 de abril, una sección de la Segunda Bandera de la Legión y fuerzas de la Tercera Bandera de la Falange de Aragón, a las órdenes de su jefe, Mariano Escribano, recuperan heroicamente la posición masacrada el día anterior. 

Todavía en el mes de junio y, debido a la aventajada de su posición estratégica, hay un desesperado intento de tomar la Santamaría por parte del ejército frentepopulista, necesitado de alardes propagandísticos. Defendida por noventa y tres falangistas, al mando del alférez Romero y del sargento Alares, es hostigada con dureza y sufre elevadas bajas. El bravo sargento Alares pierde el brazo derecho, pero continúa firme en la defensa de la posición. 

Una gesta que merece mención, gracias al sacrificio individual y colectivo de los jóvenes de Alcubierre.

La gesta de Alcubierre dio origen a numerosas coplas en el bando nacional: 

Si subes a la pradera, 
no pises las amapolas, 
que están regadas con sangre 
de la Falange Española. 
Con un puñado de sal, 
y otro de canela en rama, 
hizo Dios a José Antonio 
para que salvara a España.
En la Sierra de Alcubierre 
hay una fuente que mana 
sangre de los falangistas 
que murieron por España.
Échale tristeza al vino 
y amargura a la guitarra, 
camarada, nos mataron 
al mejor hombre de España. 
Tres cruces llevo en el pecho, 
tres heridas en la carne, 
y en el corazón tres nombres. 
Dios, España y la Falange. 

El pico de Alcubierre conserva aún el altar a los caídos falangistas en el aquel heroico hecho.




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