domingo, 29 de agosto de 2010

Asalto al Cuartel de la Montaña.


El 19 de julio de 1936, el general Fanjul, militar sin mando de tropas en Madrid, pero encargado de la sublevación de la ciudad, entró, vestido de civil, en el cuartel de la Montaña. Sin embargo, en lugar de salir con las tropas para tomar los puntos vitales de la capital, proclamó simplemente el estado de guerra y se hizo fuerte junto con 1.500 de sus hombres (de los que había unos 140 oficiales) y unos 180 falangistas en el Cuartel de la Montaña.

Esperaba que llegasen refuerzos desde las guarniciones de Campamento, Getafe y Cuatro Vientos, lugares todos ellos en donde la rebelión sería sofocada poco después. En el Cuartel de la Montaña se guardaban varias decenas de miles de cerrojos de fusiles, cuya falta hacía inútiles los correspondientes fusiles, en manos del gobierno. Esa tarde, el cuartel fue rodeado por tropas leales al gobierno del Frente Popular, guardias de Asalto, civiles y milicias populares, pobremente armadas. 

Al amanecer del día 20, se inició el cañoneo del cuartel. Los sublevados sólo resistieron algunas horas. Las diferencias de opinión entre los propios sublevados llevaron a unos a enarbolar la bandera blanca mientras otros seguían disparando sobre los asaltantes.


Cuando se utilizó la aviación contra ellos, el cuartel cayó, siendo prácticamente destruido. La entrada de las fuerzas asaltantes se tradujo en el asesinato de la mayor parte de la oficialidad (noventa de unos ciento cuarenta) y de los falangistas. Se contabilizaron entre 150 y 300 muertos. 

El teniente Moreno, de la Guardia de Asalto, que precedía a la enfurecida muchedumbre, logró llevarse al general Fanjul, su hijo, teniente médico, y a otros oficiales a prisión. Tras ser juzgados el 15 de agosto por rebelión militar, se les fusiló ese mismo mes. El edificio, que ya había quedado parcialmente destruido durante el asedio, recibió durante la guerra el impacto de numerosos proyectiles de artillería debido a su cercanía con la línea de frente, prácticamente estabilizada desde inicios de 1937. Hacia el final de la contienda era ya tan sólo un conjunto de ruinas irrecuperables, algunas de las cuales podían aún verse a principios de los años sesenta.

Templo de Debod. Situado en el solar que ocupaba el cuartel.

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